En medio de la crisis que vivió y vive la Universidad Autónoma de San Luis Potosí por varios factores, el rector de la Universidad, Alejandro Javier Zermeño Guerra, recibió a ON Noticias para abordar de frente los acontecimientos que han sacudido a la máxima casa de estudios potosina.
Entre revelaciones sobre infiltrados violentos y un llamado contundente a respetar la autonomía universitaria, el rector dibuja un panorama complejo donde convergen la indignación legítima de la comunidad estudiantil y los intereses políticos que buscan aprovecharse de la crisis.
La conversación comenzó con la aclaración de todo lo que estaba pasando en la Facultad de Derecho tras el abuso de una joven dentro de las propias instalaciones.
Ante esto, la universidad aplicó su sanción máxima: la expulsión definitiva de los agresores. Sin embargo, Zermeño Guerra reconoció que esto no solucionaba el delito, por lo que era imperativo esperar a que la Fiscalía hiciera su trabajo. En cuanto al director de Derecho, el rector aclaró un punto crucial: no fue despedido de manera inmediata porque no se puede destituir a una persona sin haber investigado debidamente si actuó o no como debía. Además, técnicamente el director es nombrado por el Consejo Directivo y solo ese órgano puede destituirlo.
Finalmente, el director presentó su renuncia al aceptar que la situación lo rebasó.
Al preguntarle directamente si hubo «mano negra» en la manifestación del martes, Zermeño Guerra respondió con un rotundo «indiscutiblemente.
La presencia del “bloque negro”, añadió, fue notada tanto por la ciudadanía como por los mismos alumnos. Se desconoce quién los envió, pero su presencia fue inconfundible: usaban capuchas, vestían de negro, cubrebocas y actuaban con mucha violencia, incluso destruyeron el edificio.
En medio de la crisis institucional, persiste otra crisis de naturaleza financiera. El gobierno del estado adeuda a la universidad 206 millones de pesos. Zermeño Guerra expresó su expectativa de que el compromiso público se cumpla.
