En 2021, Ricardo Gallardo, basó parte de su campaña con la promesa de «Vivir sin miedo». Al llegar a su cuarto año de mandato la promesa se quedó en eso, en promesa solamente.
Hoy cuando rinda su informe en un recinto de más de 600 millones de pesos que mandó construir, es claro que San Luis Potosí se mantiene inmerso en una crisis en materia de seguridad.
En los últimos días, la violencia volvió a recrudecer con homicidios, feminicidios y hasta asesinato de policías municipales, como el recién ocurrido en Ciudad del Maíz, que vuelven a confirmar que la presencia de grupos de la delincuencia organizada no ha sido erradicada como se presume en boletines de prensa.
Pero si en materia de seguridad hay promesas incumplidas, en deudas económicas la situación es igual o peor. El gobierno de Ricardo Gallardo se le siguen acumulando deudas por todos lados, con el Consejo Estatal Electoral, con el mismo Poder Judicial y sus trabajadores y jubilados y la más sonada, con la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, a la cual en 4 años no le ha entregado el dinero que le correspondía, siendo que la parte federal ya se le ha entregado a su gobierno en tiempo y forma.
Este capricho de no destinar el recurso que le corresponde a cada institución, ha contrastado durante los 4 años de su gobierno con la forma de dilapidar el dinero para la Fenapo, posadas navideñas, programas sociales con afiliación obligada al Partido Verde, puentes atirantados o la misma Arena Potosí que nadie pidió construir.
En cambio, muchos potosinos sí recuerdan la promesa de campaña de edificar 5 hospitales en cada región. A 2 años de concluir su mandato no ha levantado un solo ladrillo y cuando el Gobierno Federal quiere invertir en ese rubro, él prefiere que solo se modernicen los hospitales que hay actualmente.
Finalmente, la gran deuda de este gobierno está en la transparencia y rendición de cuentas, que a nadie sorprende si se toma en cuenta los antecedentes de la gallardía cuando gobernaba (y sigue gobernando) en Soledad de Graciano Sánchez y 3 años más en la capital con Ricardo Gallardo Juárez, pero posiblemente nadie imaginaba que llegaría al nivel de ocultar absolutamente todo, desde el mismo despacho del gobernador hasta pasar por todas y cada una de sus dependencias.
